miércoles, 10 de noviembre de 2010

A nadie le importa, en fin, eso parece

Acido quemando raíces de olvido, quizás el futuro. Sangre en el traje y el asfalto, Macs patos y gallinitas de corset y medias negras, gallineros enteros comiendo carne humana y les place el banquete. Grises de uniforme, dedos alborotados en atroz romance con el gatillo.

Niños que crecen ya sin alas, las Comisiones, Yuleidy y su Turpén, las patrullas, el cólera, la lluvia de acero sobre tantas cabezas, las fronteras, las aceras eternamente comerciales, los ángeles exiliados, las sucursales del infierno, los abogados, el líquido (hijo toxico de ninguna vaca) los niños, una –dos- tres- cien veces, s-i-e-m-p-r-e las circulares comisiones, la vaca pastando serenamente que es violada una y otra vez a latigazos de cruces y banderas.

En fin, a nadie le importa, en fin, eso parece.

Moisés descendió con los diez Principios escritos en piedra, ya pensaría que así nadie jamás diría que aquello era solo un pedazo de papel, mas aun, nadie nunca lo creería.

No se, no sé si Ricky, Tiziano o mi vecino recién expuesto, no, ¡no lo se! Es el caos, la indiferencia, los “no me importa” y qué se yo”, “deja esa vaina así” o “eto no e´ mio”.

Trato de que mi vaso sea un litro y no rebose con la última gota.
Sí sé que miramos el horizonte, en la sonrisa de los que aun se atreven a creer y a no Creer, y ya no tengo dudas, “el defecto es la virtud”, por eso todavía no dejamos de ser, porque sí, los motivos son mas de cien, aunque sumamos una deuda infinita con fáciles pagos para jodernos a todos cómodamente.